miércoles, 1 de enero de 2014
En algún lugar de idioma desconocido
Empezaba a pintear cuando caminaba de vuelta a nuestra nueva casa. Confié en que llegaría sin empaparme pero no fué así, aunque no me importó. Me sentía más receptiva a las cosas buenas de la vida y más fuerte frente a las cosas malas que el día anterior, y seguramente menos que el día siguiente.
Me acordé de cuando estuve de intercambio en Alemania de que en todas las casas había un paragüero en la puerta lleno de paragüas sin importar cuán pequeña era la familia. Y pensando en comentártelo me vino como un olor a tortilla de cebolla y tabla de quesos y no pude remediar ir rápido a la cocina para darte un beso. En una nueva cocina. Y reservé mis pensamientos para después, para decirte lo mucho que te quiero. Lo mucho que amaba explorar distintos escenarios contigo.
No sabíamos cuándo nos iríamos, no sabíamos cómo sería la nueva situación, lo único que importaba era el presente, nuestros labios y nuestros besos.
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