lunes, 17 de marzo de 2014

Cuento tropical III



A escasos minutos de que llegaran sus padres, los hermanos preparaban la casa. Colgaban las hamacas, sacaban unas tazas para tomar algo y montaban una bandeja de frutas. Como broche dejaban un coco y un machete al lado de la mesa, ya que a su padre le encantaban.
Entonces, los hermanos empezaron a recordar los viajes de sus padres, recorriendo el mundo, y sus anécdotas.

Cuando tras patear España y aprender de permacultura se fueron a vivir un tiempo a la isla de Lanzarote, donde felices, estuvieron trabajando y buceando. Él de camarero, y ella de relaciones públicas en varios hoteles, gracias a sus idiomas.
Aquella vez en Australia, donde convivieron con una tribu de aborígenes… y la historia graciosa en la que tuvieron que salir corriendo por un canguro agresivo…
O la vez que se perdieron por la Selva Negra en el bosque con las bicis, y se les hizo de noche.
O en Nueva Zelanda, recorriendo islitas, y en la reserva de orangutanes…
O por Canadá, huyendo de los mosquitos…
O aquella otra ocasión, en esa playa perdida, a la luz del atardecer, abrazados….
"Mi límite es el puto mundo"
L.G.M.

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