lunes, 31 de marzo de 2014

Aves 6

Halcones y Caracaras

Cernícalo americano






Esmerejón
 
 Halcón barreteado
Halcón bigotudo
 
Halcón collarejo
 

Halcón murcielaguero













Halcón pechicanelo
  Halcón peregrino


Guaco
 


Caracara avispero















Caracara crestado
 

Ya no queda nada

Ya no queda nada... te voy haciendo un zumito...
Qué mal, estás a punto de venir y voy y cojo un catarro. Llevo un par de días con dolor de garganta, de cabeza, tos y mocos. Poca cosa. Ando dándole a los vahos de eucalipto y bebiendo litros y litros de agua. Ésas son mis medicinas desde hace años.
La gran eficacia de los vahos la descubrí hace mucho, cuando jugaba a balonmano, y tenía un partido importante, y poco tiempo para recuperarme. Leí algo sobre los vahos y me puse a ello, varias veces al día. En poco tiempo, dos o tres días, conseguí ponerme bien y pude jugar el partido. Desde entonces es el remedio al que siempre acudo, cuando ando resfriado. Y litros y litros de agua para que los mocos  se vayan de paseo. Funciona. 
A ver si llego al partido del jueves, jeje.
Para intentar mejorar mi estilo natatorio (¿qué estilo?) he estado mirando un poco tu libro de socorrismo. Aunque mejor será ser corregido in situ.
 
 Ah, y otra cosa que uso a veces, para descongestionar, es el picante. En este caso, una guindilla.

Antes de volver a casa

Nos pasamos por el spa de Sedrun. Con viejo en pelotas incluído. Estuvimos en la sauna finlandesa, el baño romano, la piscina normal y luego en el kebab, que le encanta a Vania. Yo me tomé una birrita en lo que me lo pensaba. Al final me pedí otro. Odio el kebab, me recuerda a esas noches de cantarranas en las que necesitas comer algo porque sino mueres, entras a por un kebab y la salsa te termina de joder del todo y te prometes no volver al kebab un sábado por la noche. Y vuelves.

El spa bien. Traté de juntar ese momento con la primera semana que estuve libre, que fuí también a la piscina, y no había vuelto desde entonces. Como si sólo me separaran horas de la primera vez que libré, no sé si me explico. Como te dije antes, cuando me despedí de tí, hasta mañana.

 

He construido castillos tan hermosos en el cielo...

Bellinzona me recordó una frase que me gustaba mucho antes, y que la realidad se había encargado de borrar. Siempre me decían que dejara de soñar, que viviera en la realidad, que me despistaba.

Ya no sueño como antes. A pesar de que ahora sé que es más fácil tener la vida que uno quiere de lo que antes me pensaba.

... que me conformo con las ruinas.

Me gusta lo desconcertante


Me levanté pronto por la mañana y me escapé por la puerta de atrás, como quien dice. Bajé por el camino nevado hasta Tschamut, la estación en la que perdimos el tren cuando fuimos a Altdorf, pero esta vez me posicioné bien. No perdí ningún tren. Alguien se dejó el periódico en el tren de camino a Göschenen y eché un vistazo a la temperatura. Hizo nublado, pero me gustó todo del día desde que subí al tren de Göschenen a Bellinzona.

En Göschenen los minutos parecieron horas por el frío que hacía. Nada más subir al tren que me llevaría a mi destino, todo fue italiano. La voz que anunciaba las paradas, los "ristorantes" que divisaba desde mi ventanilla
 
La del tren.. aunque hablamos en inglés, pero fue especial. Y la sensación que me invadió nada más salir de la estación de tren de Bellinzona tuvo que ser semejante a la de un reo al que ponen en libertad.. condicional (me quedaban unos días para terminar) el aire era diferente. Supongo que algo tenía que ver saludar con un Buongiorno! a todo el mundo.
 
 
Mi paisaje habitual había cambiado. Civilización hola!
 
 
Pero mientras andaba por la calle principal abajo, dejándome seducir por el suelo que pisaba y el encanto de las plazas y edificios, me sorprendían los patios interiores, cada uno diferente,
 
 
 
 
.. y mientras subía por una callejuela arriba..
 
 
me preguntaba si es que estaba en un pueblo de cantabria, al lado de una ciudela italiana en la que pagaban en francos. En verano, con las palmeras, tiene que ser todavía más desconcertante.
 
 
Pero los castillos, que son lo más famoso de esta ciudad, aunque no los pude visitar, son la guinda de un pastel que no hay por donde coger. De repente miras y te encuentras con esta calle estrechísima cuyo final es la roca que corona un castillo gigante. Una mezcla de antigüedad y futuro.
 
 
 
Dentro de la cueva de arriba había un ristorante elegante.

 
 

sábado, 29 de marzo de 2014

Cambio de hora y la hora del planeta

 
Hoy toca cambiar la hora. Normalmente la mayoría de gente se queja porque no les gusta, les sienta mal, y blabla y blabla. Yo personalmente no me suelo ni dar cuenta ni sentirme afectado.

He visto el documental "Home", y me ha gustado mucho. Menudas imágenes, y una buena narración. Ya lo veremos juntitos arropados en el sofá...
Y hoy estuvimos en el planeta de apagón, real pero un tanto simbólico. En el bar no podemos apagar máquinas y tal, pero sí apagamos el foco de fuera, y casi todas las luces de dentro. (la tele impensable, que hay fútbol). Y lo llenamos todo de velas. Queda bonito. Estuvimos así, en ambiente romántico, de 20:30 a 22h. Menos es nada, pero lo que cuenta es el día a día.
 
El viernes intenté buscar en alguna librería algo sobre las constelaciones del hemisferio sur, pero no hubo suerte. Bueno, encontré un pack de dos planisferios, uno del norte y el otro del sur, pero el primero ya lo tengo, y a parte que era muy grande para llevarlo por ahí.
También busqué un termómetro para el horno solar. Analógicos nada... lo único un modelo digital en una tienda, que mide de -50ºC hasta 300ºC. 15 euros. No lo he comprado, buscaré más. 
Lo que si conseguí fue una pieza para unir dos usb, y así poder usar la miniplaca solar que me dejó juanillo. Funciona. Ahora a ver si la pruebo bien.
 
Las tortillas que te esperan...
 
 ésta era de puerro, cebolla, pimiento rojo, champiñón, espinacas y queso
 que hay que coger kilos, que dice tu abuela que te ve delgada, jejeje