Rodando por la ciudad, para no perder la costumbre...
... qué vista más bonita, el velero durmiendo...
El martes en la Pasarela no había bizcocho, así que probé la empanada vegana que tienen. Buueno, no estaba mal, aunque la masa quizá podía ser menos gruesa, y estar más cocida. El relleno era de calabaza, cebolla, y no se qué más. De sabor estaba buena. Aunque donde esté el bizcocho...
Tenemos tres opciones interesantes para el vallanoche (aunque yo ya no pueda ir supuestamente):
el 5 de abril, baño libre o buceo; el 26 ruta en patines por el centro (aunque para morder el suelo no nos hace falta nadie); el 3 de mayo imiciación a la escalada (en el parque de las norias, donde nuestros coprinus).
Ya tengo casi todos los materiales para construir el horno solar. Sólo me falta que me corten el cristal, pero eso ya cuando lo tenga montado.
Una de las iniciativas de ahorro energético de casa desde hace poco, es aprovechar el agua de la ducha que tiramos antes de que ésta salga caliente (en mi caso de litro y medio a dos). Luego la usamos o bien para regar, o para el inodoro (en vez de tirar de la cadena).
Con el coche bien. Ya he hecho cuatro prácticas, y dos días he salido por la noche con Luis con el que iremos. Bien, lo único que Luis se empeña en que haga más prácticas, que dice que me las paga. De todas formas esta semana intentaré salir un poco las noches que descanse, pero ya solito.
Tengo ganas de ir a ver las estrellas juntos. A ver si paso por la biblioteca y pillo un libro, para refrescar conocimientos... y también desempolvo el telescopio, y quedo con Jose Luis, el cliente de sesenta años de Viana, el de las setas, y me enseña a usarlo bien.
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