A escasos minutos de que llegaran sus padres, los
hermanos preparaban la casa. Colgaban las hamacas, sacaban unas tazas para
tomar algo y montaban una bandeja de frutas. Como broche dejaban un coco y un
machete al lado de la mesa, ya que a su padre le encantaban.
Entonces, los hermanos empezaron a recordar los
viajes de sus padres, recorriendo el mundo, y sus anécdotas.
Cuando tras patear España y aprender de permacultura
se fueron a vivir un tiempo a la isla de Lanzarote, donde felices, estuvieron
trabajando y buceando. Él de camarero, y ella de relaciones públicas en varios
hoteles, gracias a sus idiomas.
Aquella vez en Australia, donde convivieron con una
tribu de aborígenes… y la historia graciosa en la que tuvieron que salir
corriendo por un canguro agresivo…
O la vez que se perdieron por la Selva Negra en el
bosque con las bicis, y se les hizo de noche.
O en Nueva Zelanda, recorriendo islitas, y en la
reserva de orangutanes…
O por Canadá, huyendo de los mosquitos…
O aquella otra ocasión, en esa playa perdida, a la
luz del atardecer, abrazados….
"Mi límite es el puto mundo"
L.G.M.
L.G.M.
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