jueves, 13 de febrero de 2014
No son exactamente 1440, qué mas da?
Atardecer en Bosawas, foto hecha por nuestro amigo de los animales y protector de la naturaleza nicaragüense.
El 2014 sólo se vive una vez, y lleva el nombre NICARAGUA. Yo ya llevo muchas emociones este año, pero necesito más. Me quedan, nos quedan, un montón de proyectos, aunque cuando quiero alejarme del ruido y disfrutar del presente... a que no sabes lo que pienso! En que estoy en el faro de pechiguera. Eso es así. La isla entera es como un sueño, y cuando te vas se queda en tu cabeza. Cuando estás en ella parece que el resto no existe y cuando te vas parece que solo estuviera ella. A veces tan real y otras tan de mentira, como los sueños. Ese es el souvenir que me llevé de Lanzarote.
Me pregunto qué secretos tiene preparados Nicaragua para contarnos.
Me gusta ir a tu lado, porque contigo veo más allá de mis ojos, veo otra realidad. Viajar no significa ver lo mismo de siempre pero en otro sitio. Contigo viajar significa viajar. No me refiero sólo a viajar literalmente, sino en todo momento.
Me gustas porque a pesar de estar tan seguro de tí y de tus ideas siempre se puede buscar por dónde tirar para desaflojar el nudo. Me gustas porque me has contagiado tu entusiasmo, y porque he visto que lo que pienso es bello en tí. Que lo que vuelco en tí no se pierde, se transforma. Me gustas porque me das más de mí, y porque sé que yo te doy mas de tí.
Y qué curioso que, queriendo hacer una entrada de Nicaragua, me haya salido una de tí.
Cuando era pequeña, mi tía Geñi muchas veces no estaba en Valladolid, estaba por ahí. En Valladolid siempre compartía piso. Y cuando la visitaba en su casa y veía sus pendientes colgados en la pared me pasaba un buen rato mirándolos. Los más bonitos llevaban dibujados paisajes con palmeras, supongo que de sus viajes a Cuba. Tenía cajas artesanas y cosas simplemente bonitas. De algún modo me afectó que me ví como ella, de un lado para otro, visitando playas paradisíacas, viendo otros mundos. Lástima que la globalización hizo que cuando empezara a viajar perdiera un poco el interés.
Pues nada, ahí queda eso. Preparada para ofrecerte 1440 horas de mi vida en breve. No sólo te las ofrezco, te las doy porque sí, para compartirlas contigo, para saborear cada segundo, no como si fuera el último, sino como si fuera el primero.
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