El día empezó bajando por el camino hasta Tschamut, una media hora cuesta abajo. Al final se nos unió Alex, que en esta precisa mañana se enteró de que estaba libre, una práctica que suelen hacerle más veces que a los demás, lo cual le jode bastante.
Llegamos justitos al final del camino, al otro lado de las vías estaba la parada, así que Alex fué a mirar por qué vía pasaba el tren. Yo estaba segura de que estábamos en el lado correcto, que el tren para Andermatt pasaba por nuestro lado, así que cuando veíamos que llegaba el tren, Alex volvió corriendo hasta nosotras otra vez. El tren, parecía que paraba, íbamos a subirnos cuando nos dimos cuenta de que no, que seguía su camino como si nada, y nosotros con la moral por los suelos. Habíamos madrugado, andado por el camino porque el teleférico todavía no funcionaba, para nada.
Así que nos tocaba esperar una horaza en Tschamut, que no hay nada, 4 casas allá abajo y un riachuelo, que yo animé a visitar pero Vania, como siempre, estaba muito cansada.
Al llegar a Andermatt cambiamos al tren que nos llevaría a Göschenen,
y cuando creíamos que nuestro día estaba salvado, el autobús de Göschenen no había esperado a nuestro tren, se había marchado, dejándonos otra vez solos, en medio de la nada. Bueno, esta vez había una estación, vacía como casi todo por aquí, pero con una mini cafetería en la que tomamos un café, digo una cerveza acompañados de 4 viejos locales.
Se me subió la cerveza a la cabeza y nos echamos unas risas. A pesar de nuestro mal día, de que teníamos que perder otra HORA empezamos a entender que nos lo teníamos que tomar con humor. Al llegar a Altdorf, sólo teníamos una hora, pero teníamos mucho hambre, y fuimos al Kebab.
Olía a vacas, y yo probé una bebida nueva para mí, de turquía, pero no.. no me moló mucho. Sólo le pegué un trago, y los demás tampoco le dieron una segunda oportunidad.
Era como yoghourt muy salado. Alex preguntó que dónde estaba el lago a los camareros, pero le dijeron que quedaba bastante lejos. Hubiéramos ido de no haber sido porque Vania quería irse pronto para no tener que subir por Tschamut, así que fue nuestro segundo bajón del día, saber que habíamos estado en Altdorf pero no podíamos decir que habíamos visto el lago.
Al final estuvimos de compras en el súper, pero ni siquiera encontramos la lana que habíamos ido a buscar, aunque en parte menos mal, porque me andan pidiendo gorros por aquí. Y para casa. Paisaje: un 10, pero como siempre, las mejores fotos me las llevo en la memoria.
De Göschenen a Andermatt nos montamos en un vagón ultramoderno lleno de pantallas y botones con lucecitas verdes que indicaban el WC, era para bicicleteros y sus bicicletas. Pero tenía una cámara... como los autobuses de Auvasa.
Qué te parece mi nuevo look?